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La kamikaze y yo.

Cada vez que pienso en mandar un mensaje para decir “te extraño”, recuerdo todas las veces que lo hice y no recibí un “yo también”.
No es bueno dejar de ser uno mismo, no es bueno callarse los sentimientos, y a decir verdad, siempre me dije a mí misma que no iba a cambiar ni a dejar de decir lo que siento. Pero hasta en eso me equivoqué. No quise cambiar, pero la vida me cambió.
Siempre fui kamikaze, siempre fui al frente, siempre me expuse… y sin poder precisar el momento exacto algo en mí cambió. Quizás es madurez, quizás decidí protegerme de las desilusiones que me golpearon durante tanto tiempo y un día dejé de querer darme la cabeza contra la pared.
Quizás fueron mis innumerables “te extraño”, “te amo”, “te quiero”, por los que no recibí respuesta… quizás fueron las veces que fui hasta tu puerta y en vez de abrazarme cuando reconocí mis errores y pedí perdón, me miraste con indiferencia.
Sí… no existe UN momento, existen VARIOS momentos. Y esos varios son los que a paso de hormiga y en puntas de pie, te cambian, modifican en silencio un rasgo que te identifica.
Decir lo que siento siempre me identificó, nunca tuve miedo de decir ni de exponerme porque creía que del otro lado, quien recibía mis palabras me amaba y me cuidaba, creía que en realidad no me exponía… sino que simplemente sentía.

Lamento haber dejado de ser kamikaze con mis sentimientos, realmente lo lamento… pienso que con este cambio vivo mis emociones con menos intensidad, menos adrenalina, porque ya no me arriesgo a golpear una puerta y decir “te quiero”, porque ya no mando un mensaje para decir “te necesito”, porque ya no busco el momento de encontrarte para darte un abrazo y olvidar el pasado… Lamento.

Lamento haberme vuelto una cobarde que siente pero guarda silencio. Lamento haber dejado de sentir tantas cosas a fuego vivo, a flor de piel. Pero mi nueva yo sabe argumentarme bien este cambio, sabe convencerme para que deje a un lado la kamikaze. Ella sabe que aunque experimenta con menor intensidad al amor, así también será con el dolor, y con esa cláusula cerramos contrato, la kamikaze y yo.

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