Todo se me complica tanto que hay veces en que necesito desconfiar de lo que siento. Necesito decirme basta a mí misma, ponerme el freno y obligarme a pisar sobre la tierra. Es increíble como puedo olvidarme mil cosas que quizás hice ayer y recordar otras de un tiempo más remoto y lejano pero mucho más patentes en mi mente... No recuerdo que cené ayer, o si cené porque mi vida corre en una marathón a un ritmo tan acelerado que apenas puedo distinguir los días, reconocer el paso del tiempo. Pero sí recuerdo el rincón del baño. Sí recuerdo la almohada mojada por mis lágrimas, angustiada por haber roto el adorno de mamá y haber callado de culpa. Sí recuerdo la insistencia en molestar a aquella pobre santa que hoy no está enredándole la cola, haciéndole colitas a sus orejas. Sí recuerdo las maldades... ese correr desesperado por alcanzar la hamaca del parque del preescolar. Sí , eso sí lo recuerdo.
todo tiene razón de ser...