Hace un tiempo tenía la necesidad de sentarme nuevamente a escribir como osaba hacerlo de adolescente, plasmando en escritos esporádicos lo que me pasaba… y si bien en muchos momentos recientes me sentí inspirada a hacerlo algo dentro mío me llevaba a distraerme con otra cosa y no hacerlo. Quizás eso también forma parte de mi autoboicot, ése que hasta el día de hoy combato tanto como puedo y mi consciente me deja. Pero hoy es diferente. Hoy una sensación horrible que ya viví se apoderó de mí y me nubla la vista mientras intento escribir todo esto que pienso justo ahora cuando la angustia ajena que se me hace propia en algún lugar de mí, me hace sentir más que pensar. Son las dos y media de la madrugada y los gritos y el llanto de la pareja que vive a pocos metros de la que hace unos meses es mi casa, mi pequeño pero acogedor departamento de soltera, me lleva a lugares dentro de mí que odio recorrer siquiera en pensamientos. Me trasladan a mis recuerdos con él, cuando todo em
todo tiene razón de ser...